Doger el graffiti como forma de vida
Jonathan Morillas (Doger) es un artista urbano zaragozano, que actualmente reside
a caballo entre Zaragoza y Málaga. Doger, como el artista aragonés es conocido; comienza sus andanzas en el mundo del graffiti (doctrina perteneciente y vinculada a la cultura hip hop) en la década de los 90. Jonathan (Doger) que a una muy temprana edad ya había demostrado a una sociedad, ignorante del fenómeno que se cernía ante ella, sus actitudes y lo que es capaz de plasmar con un bote de spray, en los muros de cualquier ciudad; fue creciendo y puliendo sus habilidades hasta llegar a los días que nos ocupan. Conocedor de la vieja y nueva escuela, por el tiempo que le toco vivir, por sus venas corre la sangre de dos grandes epocas.
En estos momentos es uno de los abanderados y más reconocidos artistas en el panorama del graffiti en Aragón. Expandiendo fronteras y ofreciendo al mundo la posibilidad de conocer su arte, en estos momentos, emprende una empresa en Málaga; campaña
que esta dando satisfactorios frutos que esta dejando muy buen sabor de boca a los seguidores en Zaragoza ciudad, que contemplan sus trabajos desde la lejanía, viendo como van directos a lo mas alto.
Por: Waylander78
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Este es un trabajo muy serio que me busqué ayudado por unos amigos
que me ayudaron a preguntar, pero ya llevaba días pensando en hablar con la
dueña de la tienda.
Resultó ser una mujer muy amable y enrollada, y gracias a su carácter juvenil se atrevió a llevar acabo la decoración. Ella al principio no lo tenia muy claro y le costaba imaginar el resultado, incluso hacerse una idea del esfuerzo que suponía el trabajo, pero no había una tarde que no me trajese un aquarius y algo de chocolate, mientras me decía que ahora comprendía, cuando yo le decía, que entre el esfuerzo, el material y el presupuesto, algo limitado, el trabajo se nos quedaba algo descompensado. Pero que le íbamos a hacer, aunque ella me apretase en realidad era la crisis la que la apretaba a ella y el alquiler tan elevado del local que posteriormente la llevó a cerrar por más que se resistiera a abandonar la tienda de Comix, con la fachada más currada que ha tenido Zaragoza, aún a dia de hoy.
El trabajo duró unas tres semanas en las que me ocurrió de todo...me ligué a varias chicas de las cuales me lié con una, hice miles de amigos, me salieron varios trabajos, tonteé con otras más y todos los días tenia cinco o seis espectadores fijos que estaban detrás de mi hablándome o haciéndome compañía, desde niños a ancianos, extranjeros o vecinos del barrio, alucinaban con los superhéroes hechos con spray.
La policía me dejó trabajar sin hacer preguntas incluso un dia la policía secreta se me acercó de manera intimidante tan cerca que me asuste cuando me enseñaron la placa y luego resulta que querían felicitarme y preguntarme precios para pintar en su casa. Que tranquilidad después.
Mi amistad con la dueña de tienda me llevó aún mucho mas lejos de lo que me imaginaba ya que conocí a su hermano de la tienda de comix él coleccionista en el caracol, con el que siempre se las ingeniaba para buscarme una actividad para que yo pudiera pintar en el centro comercial, y así ayudarme a sacar algo de dinero o hacerme publicidad, aparte de la grandisima gente de la que Iñaki se rodeaba y que trabajan a su lado y con los que también compartí muy buenos momentos.
Que grandes personas se encuentra uno en el camino de la vida.
Resultó ser una mujer muy amable y enrollada, y gracias a su carácter juvenil se atrevió a llevar acabo la decoración. Ella al principio no lo tenia muy claro y le costaba imaginar el resultado, incluso hacerse una idea del esfuerzo que suponía el trabajo, pero no había una tarde que no me trajese un aquarius y algo de chocolate, mientras me decía que ahora comprendía, cuando yo le decía, que entre el esfuerzo, el material y el presupuesto, algo limitado, el trabajo se nos quedaba algo descompensado. Pero que le íbamos a hacer, aunque ella me apretase en realidad era la crisis la que la apretaba a ella y el alquiler tan elevado del local que posteriormente la llevó a cerrar por más que se resistiera a abandonar la tienda de Comix, con la fachada más currada que ha tenido Zaragoza, aún a dia de hoy.
El trabajo duró unas tres semanas en las que me ocurrió de todo...me ligué a varias chicas de las cuales me lié con una, hice miles de amigos, me salieron varios trabajos, tonteé con otras más y todos los días tenia cinco o seis espectadores fijos que estaban detrás de mi hablándome o haciéndome compañía, desde niños a ancianos, extranjeros o vecinos del barrio, alucinaban con los superhéroes hechos con spray.
La policía me dejó trabajar sin hacer preguntas incluso un dia la policía secreta se me acercó de manera intimidante tan cerca que me asuste cuando me enseñaron la placa y luego resulta que querían felicitarme y preguntarme precios para pintar en su casa. Que tranquilidad después.
Mi amistad con la dueña de tienda me llevó aún mucho mas lejos de lo que me imaginaba ya que conocí a su hermano de la tienda de comix él coleccionista en el caracol, con el que siempre se las ingeniaba para buscarme una actividad para que yo pudiera pintar en el centro comercial, y así ayudarme a sacar algo de dinero o hacerme publicidad, aparte de la grandisima gente de la que Iñaki se rodeaba y que trabajan a su lado y con los que también compartí muy buenos momentos.
Que grandes personas se encuentra uno en el camino de la vida.
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